“Es un trabajo muy mecánico y que requiere mucha organización. Tenemos dos equipaciones, una roja y una blanca. Todo debe estar perfecto a tiempo”, explica entre labor y labor.
En pretemporada especialmente, redobla esfuerzos en una dinámica diferente. “Aunque el pabellón no es nuestro, disponemos de él en exclusiva y eso es muy cómodo para nuestro trabajo. Cada día, una lavandería de Vielha nos recoge la ropa y nos la trae perfecta", afirma.
No sabe exactamente cuántos kilos de material lleva el equipo a cualquier desplazamiento, y en este caso no es una excepción. “Calculo que entre 250 y 300 kilos, quizá algo más. No llevamos prendas de abrigo, mucha manga corta, poco pantalón largo y la sudadera de rigor además de calcetines y toallas”, calcula.
De las pocas cosas que desvela en su discreto quehacer, confiesa que Toppert y Legasa son los jugadores que más traspiran. “Chad ha llegado a cambiarse en mitad de un entrenamiento por lo empapada que llevaban la ropa. En este pabellón de Vielha hay mucha condensación y se suda bastante”, explica.
Pero una de las cruces de cada año son las tallas. Hay jugadores para todos los gustos y manías. “Los aficionads pueden ver que cada uno viste la ropa de una forma. El año pasado, por ejemplo, Cabezas llevaba unos pantalones que eran casi piratas, mientras que Aguilar se encuentra más cómodo con la camiseta más ajustada pero el pantalón más grande. Cuestión de gustos y de comodidad para ellos", comenta.
Sergio cuenta con la inestimable colaboración de los jugadores jóvenes. “Siempre echan una mano. El año pasado fueron Javi Marín, Roberto Pérez y Marcos Portález para acercar las cosasdel hotel al pabellón –distan apenas 5 minutos a pie-. Este año, además ayudan Laszlo Dobos, Xavi Hernádez y nuestro júnior Sergi Llufriu. Siempre están pendientes”, asevera.
En los partidos, frente a los entrenos, la rutina cambia algo. “Dejamos la ropa con antelación y marcamos las botellas de agua con el número de cada jugador. Algunos llevan algún contenido vitamínico especial y otros simplemente agua. Además estás más pendientes de las toallas”, dice.
Es el primero en llegar al vestuario y, generalmente, el último que cierra la puerta. En Vielha cierra incluso el pabellón tras los entrenamientos. Y todo para que el equipo vaya hecho un pincel. Con Mercury. (Noticia http://www.basketzaragoza.net/ )